Monologo del ultimo suspiro.

Poco a poco la cabeza se inunda de imágenes, recuerdo momentos de todos colores, algunos se vuelven difusos, otros brillan con la fuerza del sol, llenando de luz y sombras otros tantos.
Los malos tragos parecen tomar su sabor y todo parece cobrar sentido en ese caos, puedo ver que complementados como piezas de un rompecabezas con esos buenos momentos han forjado en mí la forma en que he vivido.
Desde un primer momento puse el corazón en la mesa, junto con las cartas con las que me ha tocado jugar. Hemos, mi corazón y yo, caminado mucho juntos y tengo que admitir que en mas de una ocasión le he pedido demasiado, otras tantas veces miramos para atrás, a pesar de lo que predican todos esos dichos. Se ha caído al suelo y lo he pateado un poco, pero siempre alguien lo levanto y limpió, depositando algo de sí en él, como quien deposita una moneda en un alcancía ajeno.
Muchos recuerdos se cruzan como diapositivas por mis ojos, cuantas alegrías y como he crecido con cada segundo de aire que se adentro en mis pulmones, puedo decir con mucho orgullo que los años no gastaron mi sonrisa, y que por cada arruga atesoro miles de momentos que se han ido marcando en mi piel.
Me dejé fluir y llevar siempre, llegando a buen puerto o a puerto alguno, entendiendo que a pesar de haberme sentido un naufrago en mi mismo, siempre eso me ha llevado a conocer esos lugares donde no todos podemos declararnos conquistadores.
Descubrí por mi mismo lo que es sentir, que el Amor esta en todos lados y que lo hemos complicado tanto que a veces ha sido mejor esconderlo o esconderse de él; descubrí que la amistad es eterna y trasciende los años, los recuerdos e incluso los cuerpos, ya que cuando abandone el mío seguiré haciendo sonreír a mis amigos; mirando de forma global puedo ver que la tristeza es fugaz y que siempre aprendí de ella. Descubrí que el mejor amigo del hombre no es el perro, es el tiempo. Descubrí que la vida sin música no seria vida y, aunque tengo que admitir que fue costó, descubrí que nunca estuve solo.
Siempre fui un experimentador, y las ambigüedades me han vuelto un poco loco, por suerte aprendí, que la locura siempre ha sido una de mis mayores virtudes.
Parto hacia lo desconocido, “del polvo venimos y al polvo vamos” dicen por ahí, aunque prefiero creer que somos trascendentales y que la vida es esa oportunidad de dar vuelta el reloj de arena y adentrarse al mundo hasta el ultimo grano de arena.
Tengo que cruzar la puerta solo, pero sepan todos que me voy acompañado y con la increíble sensación de llenar ese vacío que siempre dio peso a mi cuerpo, peso que poco a poco va cediendo, cuerpo del que me he empezado a liberar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario