Plaza Sáenz Peña
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Enajenado de mi, me siento en tus pastitos
y apacible observo la noche que cae
La gente atraviesa tu corazón en un torrente
Ajena de tu historia, y mis historias dentro de la tuya.
Anochece, cada sombra reserva su parcela en cada árbol
y como charcos van creciendo entre sus ramas
La oscuridad cubre un silencio melancólico
Que abre su paréntesis en la nada.
Tus faros, esos inmóviles centinelas
Ofrecen luz a los amantes
Que se inmortalizan en alguno de tus bancos
Dejando su soledad allí colgada.
Un paisaje de ciudad detiene el tiempo
Y promete al transeúnte alguna tregua
Plaza Sáenz peña, de aquel niño que aún juega
Me revivo aquí en recuerdos, inventariando mis infancias.
Entre tus robustos árboles y mis endebles memorias
Ambos erigiéndose casi inmortales
La gente atraviesa tu corazón en un torrente
Ajena de tu historia, y mis historias dentro de la tuya.
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