Delirio nocturno


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No era mía esa noche pero algo mío tenia,
digamos un toque o un minuciosa pincelada.

Tal vez esos ojos de luna mostraban en su brillo
una pizca de tristeza, digamos, una migaja.

Esa noche era un trasfondo, una puerta invisible,
el zaguán de otro mundo, mas o menos una sombra.

Mientras una esperanza letárgica, la de tenerte,
agonizaba en la triste penumbra.

Yo despertaba de un martillazo en las sienes,
soñando el sueño de otros.

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