.
Es un día brutal y pintoresco
más precisamente,
uno de esos días de noviembre
donde la lluvia cae cordial
y bienquerible
sobre las estatuas de la plaza.
Y calado hasta los huesos,
abriendo un ínfimo paréntesis
O tal vez una tregua,
uno mira al cielo de reojo
y estrena de entre dientes
Ojalases de verano.

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