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quizá nos quedemos otro tanto
cobijados detrás de cada nombre
o la muerte nos olvide como hombres
y nos encuentre prestísimos volando.
o cansado poco a poco de palparnos
el frágil y banal mundo palpable
nos regale la tristeza de salvarnos
del tiempo, carcelero infatigable.
y esa tristeza de ferrocarril estanco
que se impregna en los ojos y en las flores
hace que la muerte nos ignore
y quizá, nos quedemos otro tanto.
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